Pero basta con girar a la izquierda o a la derecha en el primer callejón que se cruce en tu camino para que pasear por esta ciudad vuelva a ser un mágico viaje entre algodones en el que contemplar cuanto te rodea, sin ser arrollado por el estruendoso clamor de pasos engullidores de adoquines.
Y aprovechando que nos alejamos de bullicio dispondremos de más tranquilidad para ir a la búsqueda de rincones únicos y escondidos que nos ofrece esta fascinante ciudad.
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